lunes, 28 de marzo de 2011

Pluma Invitada: Mario Arturo Brieño Martínez


Profesionalismo Empresarial, Opción para enfrentar la crisis.
Por Mario Arturo Brieño Martínez

*Director General  SVIN
*Docente en la UVM
*Participe en proyectos de iniciativa privada y sector público

www.svin.com.mx

Hace algunos años, mas de 10, un amigo, líder emprendedor, con un éxito empresarial añejo que había soportado esa crisis de la primera mitad de la década de los 90’s, viendo que su empresa se deterioraba más y más a cada día, en todos los aspectos posibles, me dijo – ¡Si tus libros tuvieran la razón, todas las empresas estuviéramos bien! Mi respuesta fue – Si las empresas se dedicaran a aplicar lo que dicen los libros, a fondo, de seguro su situación sería diferente pero la mayoría de los lectores se quedan en la introducción, no avanzan más de una tercera parte del libro. Así mismo son sus implantaciones.
Ante su silencio, continué, cabe señalar que había confianza en ese diálogo.
Los libros no son sino el resultado de experiencias exitosas, incluso fracasos que se han capitalizado en estos textos que llamas “libros” -. Continué – Ha habido personas que han registrado estas experiencias y al final han extraído importantes conocimientos que se han convertido en disciplinas y prácticas. Eso es lo que contienen esos libros. Estamos acostumbrados a quedarnos en las introducciones, a no ir a fondo, el resultado son iniciativas y proyectos colapsados, o bien, improvisados. Nos brincamos pasos que no consideramos importantes, por su “supuesto” peso específico o bien, por nuestra falta de conocimiento en la materia…
La improvisación que se comenta aquí es la de hacer las cosas a la ligera, no de tener o generar ideas de manera creativa o espontánea, es una improvisación que no dedica un trabajo serio al análisis, al control estadístico, la estrategia, la planeación, la aplicación de lecciones aprendidas,  a el desarrollo del talentos, a la capitalización de la experiencia y la gestión del conocimiento.
Cuando se dignifica  y capitaliza el conocimiento, la experiencia y el talento del factor humano de una organización se obtienen resultados sorprendentes.
Pero, ¿cómo capitalizarlo? ¿Cómo dignificarlo?
Primero sensibilizando al personal. Incorporando prácticas que sirven como impulsores de éstas virtudes que en caso de no atenderse adecuada y oportunamente, pueden convertirse en grandes barreras. La inmovilidad, el estancamiento produce que estas virtudes se conviertan en lo opuesto.
Sensibiliza a los profesionales experimentados para volver a aprender formalmente, muchos de ellos ya no están acostumbrados a estudiar seriamente materias de actualización y menos de manera profunda. Se vuelven reactivos ante los embates de la juventud, muchachos llenos de talento, conocimiento y gloriosa imprudencia, entonces los atacan con su experiencia y destreza, incluso con su influencia y antigüedad en el puesto. Los jóvenes terminan reaccionando también, el resultado es una gran división generacional marcada por la incomprensión y la falta de una comunicación efectiva.
Pero cuando los experimentados vuelven a la escuela y superan sus sentimientos internos de: “Ya no estoy en edad para estas cosas” observando juventud por doquier, cuando lo superan, comienzan a disfrutar de nuevo el proceso de aprendizaje.
Este conocimiento no sólo debe ser técnico pues corre el peligro de verse rodeado de petulancia y prepotencia. Alguien experimentado, actualizado y mañoso es aún más peligroso. Su conocimiento técnico debe ser potenciado con habilidades de liderazgo para la formación de equipos, de magisterio, de cambio organizacional.
Deben dirigirse a la trascendencia por medio de la construcción de equipos verdaderos y el desarrollo de su propio liderazgo hacia un más alto nivel.
Entonces, cualquier iniciativa por la empresa deberá considerarse a cada paso de manera seria, profunda.
Profesionalismo y profundidad provienen de la misma raíz.
Realiza las cosas a profundidad, dedícate a fondo. Dale su tiempo a las cosas, dedica tiempo al análisis serio, dale la pauta al estudio.
En México casi por lo general, carecemos de un esfuerzo serio hacia la estrategia y la planeación, así como para el diseño de procesos, infraestructura y sistemas de gestión, mucho menos desarrollamos un modelo de pruebas. Nos escudamos en una supuesta practicidad para ocultar nuestra improvisación. Basta de hacer las cosas al aventón. Dedícate a fondo y verás los cambios permanentes.
No cambies de estrategia a cada rato con diferentes iniciativas que nacen de modas. Define una ruta, dedícate a definir qué es lo que quieres… ¡Y no lo cambies! Se fiel a tu trabajo, adquiere habilidades para el cambio organizacional, no sólo conocimiento técnico, que es el principal, sin duda. Pero compleméntalo. Acércate a profesionales que se han dedicado a trabajar a profundidad en estos temas como consultores de preparación didáctica.
Y por último, insisto, a lo que te dediques, así sea definir lo que quieres, o emprender el camino para lograrlo, a lo que te dediques que sea de una forma: A profundidad.

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